Saludos de Pentecostes enviado por Fray Cesar Puigdomenech
Después de la Ascensión del Señor, los Apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén. Los once, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (cf Hechos 1, 9-14)
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse. (Hechos 2,1-4)
Para este Pentecostés pido a nuestro Padre Dios derrame sobre nosotros, como aquella primera vez, abundantemente su Espíritu Santo; Espíritu de alegría, de amor y de paz; que concede un gran corazón, nos hace afables, bondadosos y nos llena de confianza; nos ayuda a permanecer pacificados y tener dominio de sí. (cf Gal 5, 22)
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